El Aprendizaje

El presente artículo pretende desmenuzar las causas que influyen en el aprendizaje de los alumnos, en especial de los de licenciatura, comenzando por las algunas de las definiciones que se tienen del concepto y después haré un análisis de los posibles escenarios en los cuales se desarrolla desde el kínder hasta la educación superior, terminando en una propuesta metodológica que permita el disfrute de maestros y alumnos del proceso de enseñanza aprendizaje.

Decía en días pasados una de mis maestras, “hoy que la tecnología está tan avanzada, los seres humanos están cada vez menos capacitados”, una propuesta paradójica, entendiendo que esta afirmación va en contra de la lógica y que hace referencia a uno de los grandes científicos, Albert Einstein cuando dijo “Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad”, y con tristeza he de decir que ese día llegó.

Pero, ¿cómo es que llegamos a este punto? si lógica e históricamente, con tantos avances tecnológicos y científicos, nuestra mente y cerebro, deberían ir por delante de la tecnología para poder desempeñar la función por la que según algunos autores, estamos en éste plano terrenal, que es modificar el entorno, dominar a la naturaleza, pero por sobre todas las cosas, para continuar avanzando, ¿o  ya nos estancamos?

Al inicio íbamos bien, el hombre primitivo, tal vez el Homo hábilis o el hombre de Neardental, tenían que observar y aprender de la naturaleza, tan es así que descubrieron la agricultura, es más, hecha a volar tu imaginación, tal vez las tribus nómadas se quedaron mucho tiempo en un lugar hecho que les permitió ver la germinación y aprendieron que las semillas podían dar más frutos, entonces me pregunto, y ¿Dónde estaba la escuela de estos hombres?, ¿quién los enseñó? Y siendo un poco irónica, ¿Qué canal de aprendizaje utilizaron?

Hoy por hoy en la época de la comunicación en la que las TIC’s forman parte de las planeaciones didácticas, te propongo un reto, busca la definición de aprendizaje y verás que no es nada fácil, te vas a encontrar que se puede definir desde muchos puntos de referencia, por lo que comenzaremos por una de las más sencillas, “Es el mecanismo por el cual los organismos pueden adaptarse a un ambiente cambiante”.

Entonces me pregunto, ¿Cuál es la razón por la que los alumnos no aprenden? si deberían de estar acostumbrados; es más tienen o deberían tener una gran práctica ya que nuestro mundo actual, el cambio es una de sus características, más sin embargo cada día hay más cursos, maestrías, diplomados que invitan a los maestros a adquirir mejores técnicas de enseñanza y si vemos las estadísticas de la OCDE, México se ubica en uno de los últimos lugares.

Entonces revisemos otra definición, “Es la adquisición de un conocimiento por medio del estudio o la experiencia, en especial de los conocimientos necesarios para aprender algún arte u oficio”. Si nos remontamos a la Edad Media, los profesionistas de esa época, enseñaban a los aprendices el oficio en el que eran maestros y comienzan las preguntas, entonces ¿por qué son tan caros los libros de medicina? Si son los propios médicos en activo quienes enseñan a los futuros galenos.

Además cuando los estudiantes actuales, egresan de las Universidades, necesitan de un tiempo para poder desarrollar su propia experiencia, por lo que se puede concluir que los maestros actuales, no son capaces de desarrollar en sus alumnos las habilidades necesarias para poder ejercer inmediatamente después de concluir una carrera, ¿Qué sucede?

En lo que logramos llegar a una conclusión, veamos otra opción, “Es un cambio de conducta, relativamente perdurable, que permite la adaptación de un organismo a su medio ambiente”, y siguen las paradojas, un cambio relativamente perdurable, entonces, ¿Cuándo se da el cambio? si los alumnos se inscriben a la secundaria, sin comprender la lectura, o peor aún ingresan a la licenciatura sin saber diferenciar entre una opinión y un plagio.

Dice Piaget que desde los doce años, las personas tienen la cantidad suficiente de representaciones mentales que les permita el desarrollo del pensamiento abstracto, quiero entender que para ello, deberían tener una capacidad permanente de comprensión lectora y la realidad es que con los teléfonos inteligentes, los alumnos carecen de habilidades para buscar una artículo y fundamentar un trabajo de investigación, “gracias a Dios, cada (quien piense en su Universidad), no estoy hablando de Utegra, me han platicado de un mundo alterno en el que ocurre”.

En este orden de ideas, psicólogo y pedagogos, se confrontan con quién de los dos es el encargado de mejorar el proceso de enseñanza aprendizaje, cuando es una incongruencia, una más, ya que cada uno de estos profesionales, lo ve desde una perspectiva diferente.

Los pedagogos, quienes me caen muy bien, se encargan de diseñar, innovar y experimentar las técnicas y métodos necesarios para enseñar, es decir, ellos se encargan de enseñar a los docentes, por cierto, muchas gracias, trabajan con ellos y les muestran las diferentes formas en las que pueden lograr que los alumnos, independientemente del grado escolar, puedan aprender.

Considero que los pedagogos son geniales, poseen mucha creatividad y logran hacer de una actividad algo digna de ser recordada toda la vida, es decir, con sus actividades “sencillitas”, trabajan memoria a largo plazo de forma lúdica y lo mejor de todo es que ¡funciona!

En tanto que los psicólogos trabajan en la trinchera de enfrente, con el que aprende y su trabajo es conocer las teorías y los teóricos que hablan de las diferentes formas de aprender, ahora sí, identificando el canal de aprendizaje de cada alumno, o el tipo de inteligencia que posee, para que en mancuerna con los pedagogos, se logre un acuerdo que permita el diseño de una actividad que resulte beneficiosa para ambos lados del proceso, no son enemigos, al contrario, son aliados en una gran aventura que se llama aprendizaje.

Dice Bruner, que una de las funciones del docente, apegado al nuevo modelo educativo, es que el alumno “aprenda a aprender”, ya que uno de los derechos del hombre per se, es ser autónomo, es decir, que por el simple hecho de ser hombre, tiene el derecho de decidir que aprender, en cuanto tiempo y la forma o el estilo que él mismo decida.

Lo anteriormente escrito, es por demás agradable, pero cuando un docente ingresa al salón de clase e interactúa con los niños milenials, detecta una gran limitante, les molesta pensar, es más sencillo apretar un tecla y ¡listo¡ aparece la respuesta, evita el cansancio, dicen, es más incluso tienes que tipear la palabra, porque a ellos no se les ocurre la forma de navegar en un buscador.

¿Qué sucede? Nos podemos sentar y escribir miles de páginas quejándonos de la situación o analizar, investigar, deducir qué es lo que está ocurriendo, ya que como lo dije al principio, el aprendizaje es una función superior propia de los seres vivos, es decir es innata, pero que requiere de una situación que la desarrolle, y de una persona que domine algún arte, oficio o una forma de resolver problemas, de acuerdo a la propuesta socio-histórica de Vygosky.

De entrada, el aprendizaje es un proceso, va paso a paso, implica por lo tanto que en algún momento del ciclo vital del alumno, alguien debió de ser esa persona que despertara el gusto por saber, por lo que deduzco basada en mi experiencia que los pedagogos fueron esa persona que los invitó a aprender a través del juego, les agradaba ir al jardín de niños, amaban a su maestra, se veían felices, ¿se acuerdan de su propia experiencia o de la de sus hijos, en éste momento? Yo lo recuerdo como una bonita etapa, espero que ustedes, lectores también.

Pero qué pasa cuando entran a la primaria, algunos sufren de estrés, no quieren ir, otros se toman de las puertas, lloran toda la jornada o expresan su añoranza por sus Mises y si analizamos los estilos de enseñanza, observaremos que se vuelven rígidos, memorísticos, rutinarios, aburridos.

Y si retomo la teoría de Piaget, durante la etapa de las operaciones concretas en la que el juego es la principal herramienta de aprendizaje, cuando el niño debería de estarse moviendo más que en el kínder, ya que su motricidad gruesa, mejoró notablemente, la enseñanza involuciona, se le limita, ya no puede moverse libremente en el salón de clases, aunque esté cansado de hacer una actividad, tiene que seguir, ahora se forma para entrar al salón, se pone de pie cuando entra una persona, le dejan tareas, y al menos en lo personal, me dolía bastante el brazo de tanto escribir, sin mencionar el peso de la mochila con tantos libros.

Se queda quieto, cuando más debería de moverse, aclaro que no culpo al docente en especial a los de educación básica, pues, sé que el maestro se encuentra en medio de un sistema de fuerzas que le obliga a entregar documentos y resultados a más de un jefe y en este tsunami de papeles, lo menos importante es quien aprende.

¿Cómo repercute en el adulto joven? Pues en su dificultad para la comprensión lectora, en la que el docente tiene que enseñar a sus alumnos incluso de licenciatura, a leer, a extraer las ideas centrales de una lectura, a realizar mapas conceptuales o mentales, sé que no es una tarea propia de este nivel educativo, pero es necesario ya que de otra manera tendríamos que estar confrontado  o reprobando en el peor de los casos a nuestros alumnos.

Tampoco estoy diciendo que esta sea una tarea exclusiva del docente, implica también la fuerza de voluntad del alumno, para poder aprender las habilidades propias de su oficio y además solucionar las dificultades que le generan las lagunas que él mismo posee, desde la educación primaria.

Para concluir, podemos reflexionar, que es una labor de todos, Titánica, sí, pero no imposible en la que pedagogos, psicólogos y alumnos trabajen unidos en beneficio de todos, con la disposición de un niño de preescolar y en pro de los alumnos, que son la razón de este artículo y de muchos otros esfuerzos, con la esperanza de que una hora clase se convierta en un momento digno de ser recordado y utilizado en la vida profesional, pero sin la carga del cansancio, la frustración y los grandes esfuerzos que no rinden su fruto, en calificaciones, ni en el ánimo de los muchachos.

 

Psic. María del Rosario Rodríguez Esquivel